Cultura

Calor en el Viernes Santo

Las fechas de la Semana Santa, en el comienzo de la primavera, aseguran unos cambios de tiempo muy bruscos. Si el Martes Santo hubo lluvia, el Viernes Santo se podía ver a los portadores del trono del Descendimiento sudando por el paseo de Reding. Calor y sol que había brillar el dorado del trono y se consumía en el negro de las túnicas. Algunos cirios se combaban por el calor, pareciendo que ese buen tiempo casi quería borrar el luto de la cofradía, recordando que en dos días celebramos la Pascua.

Ese calor hizo que el arranque de la procesión fuera duro. La salida del trono de la casa hermandad es complicada por la estrechez, aunque con la marcha ‘Cristo de la Agonía’ hay que reconocer que todo se hace más fácil. La Banda de Música de la Cruz del Humilladero es una veterana de la Semana Santa y sabe darle el ‘tempo’ que necesita el trono en cada momento.

Muchas caras jóvenes bajo el varal y en el submarino hacen pensar que, si se trabaja bien, hay un futuro donde la falta de portadores sea un recuerdo. También estaba de estreno Pablo, capataz en el Cristo, que iba seguro en sus labores y llevando el martillo que era de su padre, mayordomo de Nueva Esperanza. Somos muchos los que le echamos de menos.

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